Los trabajadores, a lo largo de nuestra historia hemos sido protagonistas de innumerables luchas para conquistar nuestras reivindicaciones.
Es así que a lo largo de la historia nadie nos ha regalado absolutamente nada y todos los derechos que hemos conquistado fueron a través de reconocernos como clase, juntarnos, unir fuerzas y salir a pelear por aquello que nos corresponde.
En este sentido podemos recordar luchas históricas como la de los mártires de Chicago por la jornada de 8 horas, las huelgas masivas en la denominada semana trágica por mejores condiciones de trabajo, las inolvidables jornadas del cordobazo y el rosariazo, las coordinadoras fabriles de 1975, y tantas luchas obreras que nos llenan de orgullo y nos dejan innumerables experiencias para la etapa actual.
Desde ya que la intención de esta editorial no es hacer un recuento histórico de cada etapa que atravesó nuestra clase trabajadora, pero si poder expresar el sentido que tuvieron aquellos hechos y que tareas se desprenden para los trabajadores en nuestros días.
Si analizamos cada hecho que mencionamos, cada lucha que se ha llevado adelante, mas allá de la etapa que sea, los trabajadores tuvimos siempre un mismo enemigo enfrente, los patrones, los trompas o las patronales, o los jefes…. o como querramos llamarles.
Son ellos pertenecientes a una clase social antagónica a la nuestra los que con el objetivo de aumentar más y más sus ganancias nos explotan, nos oprimen, nos quitan nuestros derechos, el de nuestros hijos, y nos llevan en gran mayoría a condiciones indignas de vida.
Claro está, que aparecen los gobiernos de turno cómplices, con sus ministros, sus leyes, los burócratas sindicales, entre otros títeres… pero nuestro principal enemigo en la historia, los que manejan los hilos de la explotación, los que hasta pueden poner y sacar gobiernos son los patrones.
Pensemos cuando repasamos la historia cuantos gobiernos y de diferentes corrientes políticas han pasado, demócratas, liberales, conservadores, republicanos, dictatoriales y progresistas. Y todos respondieron a sus mismos amos, las empresas, los monopolios, en definitiva, los patrones, los que a lo largo de la historia son los que sostienen este sistema de explotación que favorece a su clase y nos condena a los trabajadores a conformarnos con pequeñas migajas o directamente caer en la miseria.
Las patronales a lo largo de la historia nos maniatan, nos silencian, nos dividen, y utilizan todas sus armas contra nosotros; no quieren que hablemos, que pensemos, que nos juntemos, que nos organicemos, que luchemos, porque es peligroso para mantener su poder.
La clase trabajadora somos la gran mayoría y quienes producimos todas las riquezas de este mundo, somos la mano de obra de la cual ellos no pueden prescindir, nos necesitan, pero nos quieren sumisos, con miedo, calladitos y obedientes, porque no hay nada mas temible para su clase que la organización independiente de los trabajadores.
Creemos entonces que lo importante y fundamental es identificar claramente contra quienes luchamos ayer y contra quienes luchamos hoy, porque si bien hay varias manos que ejecutan, es una sola la dueña de la mordaza.
Mordaza contra las jornadas de 8 horas en aquellos años, contra los derechos laborales, contra el legítimo derecho a huelga, contra la insalubridad laboral, contra el aumento de salario, contra nuestra organización gremial, y contra todo derecho básico de nuestra clase.
Es por esto compañeros que la historia nos muestra también las tareas en la actualidad, para que no nos sigan amordazando.
Fue cuando nos callaron y nos dividieron, haciéndonos creer que el enemigo era el propio compañero y generando desconfianza entre nosotros que nos han derrotado, y nos impusieron la flexibilización y precarizacion laboral, avasallando muchos derechos conquistados anteriormente, y sometiendo a millones de trabajadores a la desocupación.
Desde ya entendemos que si estamos divididos, o intentamos salvarnos en soledad nos comen compañeros, es por ello que necesitamos unir nuestras fuerzas y pelear todos juntos.
Debemos perder el miedo que nos imponen desde arriba para callarnos, para que no nos juntemos, no nos organicemos y luchemos por aquello que nos corresponde.
Debemos romper el cerco que nos imponen las patronales, hablar con cada compañero, reconocerlo como tal, como aliado, como hermano, recuperar nuestra pertenencia de clase trabajadora, retomando lazos solidarios con cada trabajador mas allá de la rama productiva o sector de trabajo, juntarnos, intercambiar nuestras experiencias, compartir las necesidades, y buscando a través del debate fraterno y el intercambio de ideas una solución colectiva.
Sabemos que no es tarea fácil, pero también sabemos que es nuestro camino, por el que se consiguieron todos los derechos antes conquistados, desde la reivindicación más pequeña a la más grande.
Nuestro lugar de trabajo, sea cual fuera este, debe ser nuestra trinchera, debe ser el lugar donde empecemos a tejer nuestra solidaridad de clase, donde empecemos a pelear por nuestras reivindicaciones, organizándonos para que se respeten y garanticen los derechos de todos los compañeros.
No podemos permitir que sigan robando nuestros derechos, nuestra dignidad, en fin… nuestros sueños.
Desde la Voz de los laburantes queremos aportar a todo proceso que construya la unidad y organización independiente de los trabajadores en cada lugar de trabajo para ir construyendo esa identidad de clase que nos arrebataron y que necesitamos para demostrarles a los patrones que sus mordazas no son eternas.
Compañeros, rompamos el cerco patronal.
Unidad, Organización y Lucha.
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