Como ya es de público conocimiento, el día lunes 16 de abril, el
gobierno nacional anunció la expropiación del 51% de Repsol YPF, pasando
de esta manera al estado ese porcentaje del petróleo explotado por
aquella multinacional. Esta compañía, durante todo este tiempo no hizo
otra cosa que saquear nuestro suelo, vaciar la empresa y llevarse
fortunas de ganancias en extracción y regalías, sin invertir un solo
peso en la exploración de nuevos pozos, ni en ningún tipo de mejora,
dejando un grave déficit en el abastecimiento interno que llevo a
nuestro país a la puerta de una importante crisis energética.
La
política hidrocarburífera es un ejemplo claro del fracaso y lo
perjudicial que fueron para el pueblo las privatizaciones de los ’90 y
sus continuidades.
En este sentido es que debemos considerar la
importancia histórica y estratégica que poseen los recursos naturales
para una nación y su pueblo trabajador, dada la importancia que tiene el
desarrollo energético producido por recursos no renovables como
hidrocarburos, que hacen al desarrollo de cualquier industria y
básicamente de la vida, por lo cual su extracción y proceso generan una
gran rentabilidad.
Ante un contexto en donde las multinacionales imperialistas se están apropiando de los recursos naturales de distintos países, estatizar parte del petróleo es progresivo, es un avance, y es necesario apoyarlo al margen de las limitaciones que pueda tener.
Por
otra parte, viendo el panorama nacional en general, entendemos que
esta medida responde a una necesidad coyuntural de lograr el ingreso de
dólares, y de sanear déficits financieros y comerciales, y no forma
parte de un modelo económico-político de soberanía nacional, ya que la
realidad muestra que en los últimos 9 años se sostuvo un modelo
de explotación de nuestros recursos naturales por parte de empresas
multinacionales, como las mineras, sojeras y demás sectores que saquean
nuestro suelo día a día, inclusive otras petroleras.
Además, es
paradójico que sea el ministro de planificación Julio De Vido, cómplice
de esta situación descrita, quien vaya a gestionar ahora YPF. Como
también que el grupo de Sebastián Eskenazi quien ocupara hasta aquí el
vice directorio de la compañía, siendo autor y cómplice del vaciamiento
prolongado sostenga el 25 % de sus acciones.
En este sentido, otro
debate que se abre es el destino de esa parte de la renta petrolera
ahora en manos del estado. Creemos que es un momento propicio para que los trabajadores demos la lucha para que se utilice para mejorar las condiciones de vida del pueblo, que se traduzca en mejoras en el trabajo, educación, salud, vivienda, ya que eso es lo que le dará un verdadero carácter popular a la medida.
En
base a esta situación es que consideramos que mas allá de las
limitaciones que contiene el proyecto de expropiación de YPF, es nuestra
tarea defender los intereses de nuestro pueblo. En este sentido creemos
que solo la movilización y la participación popular es lo que va a
permitir conquistar una verdadera y completa soberanía para el pueblo, y
que debemos luchar para en un futuro lo más cercano posible, recuperar el 100% del petróleo y de todos los recursos naturales,
para que dejen se ser un negocio de las multinacionales imperialistas y
estén al servicio de las necesidades de los trabajadores y el pueblo.
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