sábado, 21 de marzo de 2009

MATEO FOSSA


Mateo Fossa nació en Buenos Aires en 1896. Desde muy joven empezó a trabajar en la madera (primero como aprendiz de modelación para ornatos y luego como obrero tallista) y ya para 1916 era secretario general de la Federación de los Trabajadores de la Madera, en el que confluían anarquistas, sindicalistas y socialistas. Un par de años antes Mateo había empezado a militar en el Partido Socialista con el que romperá en 1917 para unirse al recién nacido Partido Socialista Internacional (luego Partido Comunista). Al comenzar el viraje burocrático estalinista en el PC, Fossa encabezó el sector crítico que editó La Chispa y luego se unió a la Oposición de Izquierda Argentina, primer grupo trotskista de Latinoamérica. Pese a ser un militante orgánico (en 1938 Se entrevistó tres veces en México con Trotski) nunca puso las necesidades partidarias por encima de las de la clase trabajadora, así como no fue un dirigente tan sólo de su gremio sino de la clase en su conjunto (en 1936 presidió el congreso fundacional de la por entonces necesaria CGT) .
Un gran ejemplo de estas dos características –frente único y coordinación sindical- es la huelga de la construcción de octubre de 1935 que se extendió hasta terminar en una huelga general con acción de masas los días 7 y 8 de enero de 1936, que concluyó en una victoria y solidificó la unidad sindical.
En este conflicto –hijo de otra gran huelga, la que en 1934 en un contexto de desocupación y en pleno período de reacción, consiguió la jornada de 40 horas semanales para los trabajadores de la construcción y en el que Mateo Fossa se fogueó como dirigente de conflictos- se dio la tarea conjunta, en un frente unitario y democrático de todas las tendencias políticas clasistas y jugó un rol fundamental la vinculación entre diversos gremios a través del Comité de Defensa y Solidaridad con Los Obreros de la Construcción, animado entre otros y sobre todo por Fossa, quien dirá por esos días: El conflicto de los obreros de la Construcción no es un hecho asilado y esporádico. Nos afecta a todos por igual y es vitalmente necesario para el movimiento sindical, prestar la más amplia y generosa ayuda al mismo, porque el Paro General no puede ser una simple declaración hecha por arriba, debe ser cosa sentida y preparada en las entrañas mismas de la clase trabajadora. Deberá ser la forma de escarmiento que reciba la clase Patronal y todos los que la apadrinan.
Y esa es su enseñanza: coordinación sindical y acción unitaria de todas las tendencias para dar la pelea por la independencia de los trabajadores. O dicho de otra manera: organización, unidad y lucha. El viejo Mateo murió de un ataque al corazón en marzo de 1973. Era miembro activo de la Mesa Coordinadora Nacional de Jubilados y Pensionados y del Partido Socialista de los Trabajadores, para cuyo periódico, Avanzada Socialista, solía escribir.

Compañero Mateo Fossa... ¡Hasta la Victoria Siempre!

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